Para aprovechar bien este gran instrumento que nos ha regalado la Madre de Dios.

- Para rezar el rosario busca el mejor momento, no cuando estés cansado y ya ni tu cuerpo ni tu mente están dispuestos a otra cosa más que descansar.
- Cuando reces en grupo usa el idioma adecuado. Se puede frustrar un niño haciéndole rezar un rosario con meditaciones que no entiende o se le hacen largas y pesadas. Podría en un futuro asociar el Rosario con algo muy aburrido. Es diferente hablar en el lenguaje del niño, del deportista, del enfermo, del artista, del anciano, del científico, de la madre, etc.
- Usa los recursos convenientes para cada persona o grupo; imágenes, música, imaginación, narración, escenificación.
- Disfruta y saborea contemplando cada Misterio, porque no se trata de meditar los 5 misterios que corresponden al día como quien tiene que sacar una tarea, sino meditar bien un misterio o los que el tiempo te permita según tu espiritualidad vaya exigiendo.
- Encuentra en el texto bíblico correspondiente a cada misterio del Rosario un personaje, una situación, una actitud, o una palabra que te mueva, y permite que el Espíritu Santo guíe la meditación.
- Descubre que meditar el Rosario es hacer vida en nosotros la Palabra de Dios, para dejar que el misterio penetre y nos transforme. Es más que una fórmula mecánica de repetición de oraciones.
- Identifícate con Jesús y María, uniendo tu gozo, luz, dolor o gloria al misterio de Dios, consciente de que meditamos desde nuestra realidad y la del mundo que nos rodea.
- Transforma los más diversos lugares en sitios para el encuentro con Dios, aprovechando el tiempo en las salas de espera o el autobús o tantos otros para saborear un misterio.
- Camina de la mano de María para que ella nos ayude a crecer en la fe y perseverar sin desanimarnos si a veces sentimos que no avanzamos como queremos en nuestra vida espiritual.
- Abandónate en las manos de Dios y disponte con humildad a aprender un poco más cada día con la sencilla fórmula que nos propone el Rosario y convertirnos así en sus apóstoles para enseñar al que no sabe.

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