
Cristo resucitado fortaleció a Pedro, el Espíritu Santo lo afianzó en la fe.
Pedro, ya no es el hombre bueno pero cobarde, el miedoso que negó a su Maestro.
Pedro, ahora es un hombre nuevo, libre, que, sin miedo al castigo, afianzado en la Verdad, se expresa así: “Primero hay que obedecer a Dios, y luego a los hombres”
“El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien ustedes dieron muerte de Cruz”
Esta actitud de Pedro, debe servirnos de ejemplo cuando se nos presenten momentos difíciles frente a personas hábiles en el manejo de la palabrería, que confunden.
En esos momentos no discutir, simplemente mantenerse firme en la verdad enseñada por Cristo.
Jesús es la Verdad, es el testimonio directo del Padre.
El creyente actúa con sinceridad sobre lo que cree.
El seguidor de Cristo, va mucho más allá; siente la necesidad de cumplir su mandato:
“Vayan por todo el mundo” “Anuncien la Buena Nueva a toda la creación.” – Mc. 15.16 –
Con el amor a Dios, entregándonos a Él, nos llega la Fuerza que viene de lo alto, ayudándonos a transformar nuestra vida, pidiendo la gracia de vivir en Dios.
SOLO UN GRUPO
Rotas las cadenas de la muerte, limpio y despejado el camino, JESÚS abre las Puertas del Cielo.
¿Quién rompió las cadenas?
¿Qué es el cielo?
¿Quién es Jesús?
Las cadenas las rompió la sangre de Cristo Jesús derramada en la Cruz. Su muerte y su resurrección.
El cielo es la Presencia de Dios.
Jesús es Dios Encarnado.
Hay una Antífona que dice: “En Cristo se ha cumplido lo escrito en la ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos”. “Esta Antífona, no es para leerse a la ligera, es para profundizar la presencia de Jesús entre los suyos, y de quien es realmente Jesús”
JESÚS es Dios encarnado que se abaja a su pueblo, para ser visto y oído directamente. Su pueblo lo desconoció, sólo UN GRUPO muy pequeño lo amó, y lo siguió.
LA FUERZA
La fuerza, y el amor sostenido y protegido por la gracia del Espíritu Santo, hizo posible la expansión contra todo deseo de exterminio. La semilla de la fe crecía. Jesús resucitado vivía. En este tercer milenio en que vivimos, fuerzas adversas abundan en todas partes, haciendo mucho mal, ganando bandos equivocados. Pero también abunda, sin ser noticia que publiquen, cosas muy buenas de personas que aman a Dios.
Aunque no lo quieran creer, y lo nieguen, JESÚS está vivo entre nosotros, y nos cuida sin descanso. La paja se seca, y se quema. El grano de trigo, es pan que alimenta. Esto no se discute.
Hay que actuar con firmeza de fe en lo que se cree y ama, el Espíritu Santo actúa, fortalece, y cuida.
4 Verbos: CREER- AGUANTAR- ESPERAR- SOPORTAR-.
De Pablo, oímos estos cuatro verbos: creer- esperar- aguantar- soportar.
Verbos que para poder llevarse a cabo se necesita el “amor-caridad”
Amor-caridad, fuerza poderosa que sostiene y ayuda, a aguantar, soportar, creer y esperar, cuando parece que ya no se puede más.
Cuando nos llenamos del amor-caridad, todo se va soportando, solucionando, y hasta aliviando, porque Dios ayuda a llevar la carga.
El amor-caridad, ayuda, y nos ayuda, siendo ese su mejor regalo.
Esos cuatro verbos, detallados uno a uno en el vivir de cada día, son los que permiten madurar en la fe y en el amor, y en la entrega a Dios y por Dios.
CREER-TENER FE
Creer es tener por cierto una cosa que hemos oído desde siempre.
Tener fe es confiar en lo que se cree. f
Creer y tener fe, vienen acompañados de testimonio, certificación, fidelidad.
Fe humana: fe buena – fe mala – fe de vida – fe pública -fe Católica – fe en otras creencias.
Desde siempre he oído decir, dónde nací, dónde me bautizaron, cuál es mi nombre.
Yo se cómo se llama mi pueblo, cómo se llaman mis padrinos; dónde buscar mis datos personales; esto es creer con confiabilidad.
Tener fe de lo que me dicen, en lo que se confía, podemos decir que es lo que llamamos fe humana.
Fe sobrenatural, es otra cosa. La fe sobrenatural, la da la gracia de Dios.
Esta fe, es un don, un regalo, es algo así como un sexto sentido.
Vemos sin ver. Oímos sin oír. Entendemos sin entender. Amando a quien nos ama sin haberlo visto. Es algo, que no tiene explicación.
Sentir ese algo que envuelve, reconforta, consuela, da paz y llena de amor, es porque se cree y se confía plenamente en Dios, que lo puede todo, absolutamente todo.
Dios, EL que ES, el Todopoderoso; es La Fuerza imposible de penetrar en sus Misterios. De esa inmensidad venimos, y a ella regresamos.
Con el alma toda sumida en Dios, debemos decirle: “Señor creo, pero aumenta mi fe”
Este ruego debe estar lleno de amor profundo conscientes del barro que somos., luchando siempre por ser de Dios.
CREE
Tengamos siempre presente la voz de Jesús diciéndole a Tomás:
“Tú crees porque has visto”. “Felices los que creen sin haber visto” Jn 20,29
Este dicho de Jesús a Tomás el apóstol incrédulo, se repite casi siempre que se toca el tema de la fe, porque Jesús conoce los beneficios que trae la fe en quien la recibe y la siente.
(PEDIR) MOMENTO DE AMOR.
Al acercarnos a comulgar, a comer el Pan de Vida – Cuerpo de Cristo, tengamos presente que ese momento, no es el momento del arrepentimiento, lloriqueos, oraciones o pedidos, es el momento del encuentro, de la entrega total, del amor, olvidándose de todo lo que no sea la presencia amada. Amar y ser amado; el alma se encuentra con su Dios. Nada debe distraer ese instante; tiempo se tuvo para todo lo demás. Silencio, sentimiento, gozo y paz, envuelven el ser, llenándolo de Dios para recibirlo.
(PASADO EL TIEMPO) FORTALECIDOS.
Fortalecido con el alimento de Dios en mí, comiendo de su Cuerpo, se comienza a trabajar con más ánimo, conscientes de los altibajos que se puedan presentar, porque los contratiempos, y las tentaciones aparecen sin avisar, y con mucha frecuencia.
Alimentados de Dios, aferrados a su fuerza protectora, se vive tranquilo, aún en momentos muy difíciles.
Esta verdad nos la va enseñando la vida misma.
Sigamos las enseñanzas de Jesús, comamos de su Pan; Cuerpo y Palabra, para al: oír- creer- aceptar- seguir- obedecer- comer, hacerse uno con Él
