
Comenzar a escribir, a partir de La Resurrección del Señor, viéndolo, y sintiéndolo con los ojos de la fe. Visión que se agiganta con la contemplación, abandonándose a su amor.
Confiando plenamente en la promesa de la Presencia del Espíritu Santo, Verdad Amor, que nos
acompañará en Cristo Jesús.
Jesús vivo y resucitado, nos trae la promesa.
Cristo, es la piedra angular donde se levanta la Iglesia. Cristo, es el Uno que une al Trino.
Confiar en Cristo, es confiar en el Padre y en el Espíritu Santo. Es confiar en el Trino y Uno.
Confiar en Jesús es confiar en la Misericordia Divina, que Él pide se crea, y confíe. Confiar
en Dios, abandonándose a su santo amor misericordioso, da felicidad.
ESPERAR; hay que aprender a esperar, conscientes de que nuestro tiempo , no es el de Dios.
Todos somos impacientes.
Todos nos olvidamos de que nada sabemos del futuro, olvidando que para Dios no existe el tiempo.
Saber esperar, es una gracia que debemos pedirle a Dios nos la conceda.
Esperar debe ir acompañado de confiar, y confiar, acompañado de abandonarse.
Abandonarse en Dios, lo resume todo.
Jesús está vivo.
JESÚS está vivo ENTRE nosotros, en cada grupo, familia o comunidad reunida en su nombre.
JESÚS está vivo EN nosotros, cuando rezamos, hablando con Él, lo amamos y contemplamos.
JESÚS está vivo CON nosotros todo el tiempo, porque nos cuida y ama. Esta
verdad, hay que creerla, vivirla, compartirla.
CON AMOR
Tomados de la mano, vamos a caminar, en el mundo maravilloso de la fe, donde reina el amor,
porque el amor de Dios, nos envuelve y une.
Yo necesito de ti, porque en ti me apoyo para escribir, esperando que lo leas, y así, pueda yo
compartir contigo mi pensamiento amoroso, y profundamente sentido hacia Dios, con la esperanza de que tú me manifiestes tus sentimientos, con igual sinceridad.
Me gusta compartir los pensamientos, y los sentimientos por lo muy personales que son; que,
aunque parezcan parecidos, jamás, serán iguales, y eso a mi me fascina.
Los principios de fe de nuestra religión son de fe firme en Dios; verdades que la fe nos lleva a
amar, son Misterios Insondables, incapaces de ser razonados por nuestra mente humana. La fe en el poder de Dios, nos lleva a comprenderlos, sin comprenderlos, sencillamente pensando que para Dios todo es posible; y es ahí, donde radica la belleza de la fe, nos hace como el niño que dice con orgullo: mi papá es poderoso, lo puede todo y Dios goza complacido, complace, aumenta, la fe.
Conversemos con amor, pidiéndole al Espíritu Santo, nos ilumine, y nos aumente la fe.
EL NUEVO TESTAMENTO
El Nuevo Testamento es El Evangelio. La Palabra de Dios guardada por el Espíritu Santo.
“Sus Evangelios cuentan la vida de Jesús, pero cada evangelista lo muestra con sus propios ojos, es decir, tienen su manera propia de mirar a Jesús.”
Este libro lo forman los 4 Evangelios:
Evangelio según San Mateo.
Evangelio según San Lucas.
Evangelio según San Marcos.
Evangelio según San Juan.
Los Hechos de los Apóstoles.
Las Cartas de:
Pablo (14) de
Pedro (2) de
Juan (3) de
Santiago (1)
de Judas (1).
El Apocalipsis, escrito por San Juan.
La Iglesia guarda intacta la fe apostólica bajo la acción del Espíritu Santo; esta fe es incambiable.
DOY GRACIAS
Todo lo que escribo, es gracia al Espíritu Santo que me ayuda a expresar lo que siento.
El Espíritu Santo hace el milagro, de que lo mismo se actualice, y el ayer, el hoy, y el mañana, sean oídos igual, sin cambio alguno en su contenido, con presentaciones de acuerdo a las generaciones en que se viva, es un misterio que se vive día a día.
Por eso hay que tener muy presente a la humildad, que ella, vaya por delante. Nada se inventa, todo ya está dicho por Jesús; Voz del Padre que el Espíritu Santo se encarga de recordar como nuevo.
Ni el sencillo, ni el ilustrado, son los creadores de los escritos que impactan, el creador es el
Espíritu Santo, con su eterna sabiduría.
¡QUÉ FASTIDIO!
¡Qué fastidio, otra vez con lo mismo! ¿Es que no te cansas? Cambia el disco.
NO es lo mismo, NO me canso de repetirlo, NO cambio el disco, aunque te fastidies.
Te fastidia lo que te digo, porque no lo oyes, y no lo oyes porque no te interesa el tema.
Pero yo insisto y te repito, lo que se, que es para tu bien.
La Palabra de Dios es levadura que levanta, luz que alumbra toda tiniebla, sal que sazona, y da
sabor a toda comida, sonido que alegra y hace cantar y bailar, vida que da vida a la vida.
Al que no la oye, ni quiere saber nada de ella, pierde su vida tontamente.
Jesús pide enseñarla, porque conoce sus beneficios, y conoce también el destino de los que la
desconocen por voluntad necia.
VIVIR LAS ENSEÑANZAS
Vivir las enseñanzas del Padre, directamente desde su Hijo Jesucristo es un tesoro que no sabemosapreciar, porque nos falta rapidez de entendimiento para llegar de inmediato al fondo de ellas. Hay que leerlas muchas veces profundizándolas para encontrar el mensaje que trasmiten y comprenderlas.
Comprendidas, seguirlas con fe y amor, demostrándolo con los hechos que se realicen. Por
amar, y sentirse amado por Dios, es por lo único que vale la pena luchar; al final, es lo que
cuenta, y nos lleva a su Reino, para vivir una vida semejante a la de Dios.
Todas estas cosas que tanto se repiten, son difíciles de entender; pero eso no es motivo para no
querer oírse hablar de ellas.
Vamos a tomar un ejemplo que nos permita vernos.
Un niño recién nacido, tiene la mente en blanco, lista para comenzar a aprender.
Frente a un hombre bien adulto, y muy sabio y estudioso, nada sabe, menos comprender.
Si se piensa un poco, somos frente a la sabiduría de Dios, mas mente en blanco que el recién
nacido. Pretender entender sus cosas, las que llamamos “Misterios”, porque son indemostrables, es cosa imposible.
El misterio, se cree, o no se cree, pero jamás, se podrá demostrar humanamente, porque nuestra mente es infantil, frente a la madurez de Dios Altísimo Creador.
Es muy difícil creer sin entender, es un regalo muy grande de Dios, cuando la mente se deja
dominar por el sentimiento del amor, y creemos sin ver, sin entender.
La fe es un tesoro que debemos pedir constantemente, y cuidar con esmero y mucho amor.
LA SANTA CRUZ
La Santa Cruz es el altar donde Cristo Jesús, se dio por todos, se inmoló, donde se derramó la
sangre que selló la Nueva Alianza.
“Un solo sacrificio, Una sola víctima, Jesús el Salvador”.
La Santa Cruz, el árbol de la vida desde donde se le contempla, mostrando la grandeza de su amor por todos, salvando al que lo amaba y también al que lo asesina.
La Santa Cruz y el Cuerpo de Jesús clavado a ella, mostrando la desnudez de su cuerpo y la herida de su costado.
La Santa Cruz, que sostuvo el cuerpo amado, que lo levantó para que sea contemplado, y en Él se crea, y se salven. ¡Oh Cruz bendita, símbolo de salvación!
RESUCITADO
JESÚS, resucitado, se muestra a sus apóstoles, que asustados y temerosos creen ver un fantasma. Mucho le costó que lo creyeran, conversó, bebió, comió; y al incrédulo de Tomás le pidió que metiera su dedo en las llagas de los clavos, y en la herida de la lanza. Les hizo comprender las Escrituras, y todo lo que en ellas se referían a ÉL.
Los apóstoles tuvieron una fe palpable, comprobada de que Jesús había resucitado, esa verdad, fue fortalecida, cuando recibieron el Bautismo de Fuego, la Fuerza que vino de lo alto, y los
transformó, de cobardes en valientes, y de pocos entendidos en sabios para expresar la verdad
vivida: Cristo Jesús, que murió, resucitó y vive. Todos murieron martirizados, por defender esta
verdad vivida.
LAS COMUNIDADES
Antes de que se escribieran Los Evangelios, “hubo primero la experiencia de la comunidad
creyente”. Jesús resucitado reunía en torno a su persona, a los que comunicaba su Espíritu, formando la comunidad creyente de Jesús, es decir: su Iglesia.
“Después se escribieron los libros, para dar testimonio de lo vivido”. Cuando la semilla germinó se fue extendiendo, hacia tierras lejanas, la verdad se hacía cada vez más conocida.
Filotea
