Dave Smith es muy conocido como especialista en descubrir tesoros escondidos. Los busca con tal dedicación que termina por encontrarlos. Ha logrado el calificativo de «el cazador de tesoros». Su pasión es vivir en continua búsqueda . Su mente, su voluntad, toda su atención y dedi cación tienen un solo objetivo: encontrar un tesoro. El piensa así: ¡Hay un tesoro escondido esperando que yo lo encuentre! Vive convencido que, en el momento menos pensado, aparecerá otro tesoro, tan valioso o más que el anterior.

Su colección de tesoros encontrados – según él – todavía no está completo. Por todo ello, sigue empeñado en buscar,  en localizar tesoros. En un campo, al sur-oeste de Londres, descubrió una olla  repleta de monedas  de las que se usaban en el imperio romano. Todas ellas estaban valoradas en cinco millones de dólares, una fortuna para él. 

Este especialista se vale de un sofisticado detector de metales. Lo valora como su mejor aliado y lo acompaña siempre que camina o pasea por un campo. Vive feliz de ser buscador de tesoros.           

Esta noticia, sorprendente y admirable, nos tendría que impulsar a todos a investigar, a descubrir el tesoro ¡el más grande y más valioso de todos! Está dentro de cada uno de nosotros. En nuestro interior existe un universo de cualidades y posibilidades increíbles, en donde Dios hasido inmensamente generoso. Pero, como declaraba San Agustín, hace ya muchos siglos, «Cuántas riquezas no oculta el hombre dentro de si mismo, y, sin embargo, no cava» ( Ena 76,9 )           

Ante tanta superficialidad que reina en no pocos seres humanos, bien vale la pena que nos aficionemos a entrar dentro de nosotros mismos,  queriendo descubrir el tesoro, más grande y valioso de todos : lo que somos y valemos. 

J. Luis Alonso OAR