
- Curación milagrosa
- Vuelta a casa
- Aniceta… El amor hace milagros
- Jovita, una ancianita inolvidable
- Espiritista convertido
- Ahora ustedes son mis brazos
- El cielo es la meta
–Curación milagrosa–
En la parroquia en la que actualmente me encuentro hay un grupo de santas mujeres que semanalmente visitan a los enfermos y rezan con ellos el santo Rosario. Fueron a una casa y aunque sabían que el enfermo era evangélico, se ofrecieron para rezar allí las 50 avemarías ya que la esposa no tenía ningún reparo en que lo hicieran, dado que el enfermo estaba desahuciado y se encontraba en los últimos estertores de la muerte. Apenas respiraba y su agonía era evidente . Tenía un cáncer y ya no tenía humanamente remedio. Terminado el rezo de los misterios y ya se disponían para marchar cuando, con gran sorpresa de todos, se levantó sano y bueno. Reconoció públicamente que atribuía esa sanación inesperada al rezo del santo rosario. Confesaba que él, siendo evangélico de toda la vida, advertía que mientras esas santas mujeres rezaban con toda devoción el padrenuestro y las avemarías, su organismo empezaba a revivir, con gran gozo y admiración por parte de él. Las mujeres le dijeron que se hiciera unas placas de rayos x, y el médico, más sorprendido que nadie, quiso confirmar su curación haciéndole cuatro placas. Todas dieron resultado negativo. Estaba totalmente curado.
P.José Luis Alonso OAR
Espiritista convertido
Una señora por teléfono – a través del programa de radio – compartió esta historia sencilla que a continuación les relato .
Soy una mujer que me gusta visitar los hogares para evangelizar a través del Rosario. Un buen día me encontré con un señor que era muy aficionado a la metafísica y al espiritismo. Le recomendé que rezara el santo Rosario con su familia, pero él aparentemente no me hizo mucho caso, pero sí me recibió el rosario y el folleto explicativo de cómo se reza, que le regalé con mucho amor y alegría. A los pocos días volví a visitarle, encontrándome con la gratísima sorpresa de que no sólo había dejado para siempre el espiritismo, sino que todos los días rezaba con su familia los misterios del Rosario. Se le veía muy contento de haber descubierto la riqueza y los valores de esta devoción, y de haber iniciado una nueva vida con DIOS y de haber abandonado el espiritismo.
P.José Luis Alonso OAR
Vuelta a casa
Me lo contó la misma protagonista.
Caminaba tranquila hacia su casa cuando se vió frente a frente con una mujer que llorando mostraba un gran tormento interior. La mujer le dijo: » Me han informado que usted es una persona muy espiritual. Me encuentro en situación-límite. Si usted no me ayuda, puedo cometer una locura» La catequista le preguntó: » ¿ Qué es lo que le angustia ? » La mujer, enjuagándose las lágrimas, le respondió: » Soy divorciada y tengo tres hijas en la misma situación. No tenemos trabajo y mis nietos pasan mucha necesidad. Cada día crece mi desesperación. Por favor, ayúdeme» La catequista le dijo clara y decididamente: » No tengo dinero para ayudarle, pero le voy a regalar un rosario para que usted, con sus hijas, lo rece cada día. La Virgen María es ¡ MADRE !» La señora, al principio, se quedó cortada, sin saber cómo reaccionar, pero viendo la seguridad con que le hablaba la catequista, le dió las gracias y se marchó. Pasaron varias semanas y la catequista se encontró con la sorpresa de que llamaban a la puerta de su casa y le entregaban un ramo de lirios, tan lujoso como bello. Ella firmó el recibo y se quedó impresionada. No podía explicarse quién le podría haber mandado ese regalo. Pasó una semana y volvió a recibir otro ramo de lirios tan lujoso y bello como el anterior. Quiso preguntar al joven quién se lo mandaba, pero el dependiente no supo darle razón. A la semana y media volvió a recibir otro ramo de lirios. Ella ya no pudo contener su curiosidad y empezó a hacer pesquisas, pero todo fue inútil. Pero un día en la calle se encontró de nuevo con la señora que le había pedido auxilio, quien no dejaba de abrazarla y besarla, al tiempo que le decía: » Aunque usted me lo reclame, no le devolveré el Rosario, pues me ha hecho tres milagros» La catequista no podía dar crédito a lo que ella le contaba, tanta era la emoción que le embargaba por dentro. La señora le confiesa que ella fue la que le mandaba los ramos de lirio,ya que cada vez que regresaba su yerno a su esposa, ella se lo manifestaba con flores. Los tres esposos regresaron cambiados y trasformados, decididos a ser buenos cristianos, a vivir en su hogar y educar a sus hijos. La señora quería darle un regalo a la catequista, pero ella le manifestaba que el regalo tenía que ser sólo para la Virgen, ya que ella simplemente había sido un instrumento. Le tomaron tal cariño las hijas y sus respectivos esposos a la catequista que le rogaron muy encarecidamente que les acompañara en la cena de Navidad, a lo que ella aceptó muy complacida. Estaban a punto de iniciar la cena familiar, cuando de pronto suena el teléfono y al abrir la puerta, se encuentran con el esposo de la señora quien solicitaba le perdonaran, pues estaba decidido a cambiar y a ser buen esposo. Todos lloraban de pura alegría. La Virgen María había hecho realidad lo que nadie podía haber imaginado. Fue la Navidad más hermosa de toda su vida.-
P.José Luis Alonso OAR
