
30º Domingo ordinario – A (Mt 22,34-40)
Qué fabuloso es preguntarle a Jesús directamente todo lo que queremos saber, pero que
terrible es actuar como periodista mal intencionado a ver si le hacemos caer en una trampa.
Jesús siempre responde, sencillo y directo, como debe ser el verdadero Amor, que sólo quiere
el bien. A Dios hay que amarlo con todo sin reservarse nada, a tiempo completo, pero hay que
demostrárselo, por eso la segunda parte de su respuesta en el evangelio de hoy, dice que hay
que amar al prójimo como a uno mismo, porque como a Él en este mundo no podemos
abrazarlo y besarlo, nos da al prójimo para que todo lo que le hagamos a los demás se lo
estemos haciendo a Él.
El abrazo y la alegría que no se termina, sólo será en el cielo, en este mundo Dios se asoma
por los ojos puros de los niños y se deja ver claramente en la gente buena, pero también está
en los que sufren. Siempre saldrás ganando amando a Dios sobre todas las cosas, porque Él te
amó primero y te ha regalado todo, hasta el mínimo detalle del color de tus ojos. Sólo el que
ama es feliz, por eso Dios insiste en que debemos amar hasta a los enemigos, aunque parezca
imposible. Si deseas que Dios responda a tus preguntas, reza con humildad y escucha su
Palabra para que nunca se corte la comunicación con tu verdadera patria que es el cielo donde
nadie es extranjero sino hijo de Dios y de María.
Ina O.P.
