Juntos pero no revueltos

UNA HISTORIA DE INTRIGA EN EL CAMPO entre el trigo y la cizaña  

Una mañana ideal, el Creador montó una obra que dejaba maravillado al que la contemplaba. Usó el mejor escenario con los mejores artistas. La puesta en escena era incomparable, la iluminación y el sonido perfecto, el vestuario de lujo diseñado por Él y hasta los más mínimos detalles estaban cuidados con tierna delicadeza y esmero, por los ayudantes del dueño que era el mismo productor de la obra.

Aunque la obra es gratis y permanente, con entrada libre para todo público, y pueden disfrutarla todas las veces que quieran, hay un detalle… sólo gente sensible puede verla, por eso, aunque muchos pasan por el lugar, si van distraídos se pierden el espectáculo. La invitación se envía cada día pero se la pierde el indiferente a la belleza o el apático que ni se molesta en leer la invitación. Hay entradas a toda hora, en el día y en la noche, y cada obra es más espectacular que la otra.

Un día un empresario muy envidioso quiso dañar la obra del Creador y para eso fundó una compañía llamada “Cizaña Estudio” con mucho poder y con miles de artistas entrenados para el mal.  Lo primero que hizo fue atacar el Musical del Trigo Danzante, donde participaban miles de felices espigas que cada mañana se vestían de oro con el espléndido sol y bailaban movidas por la brisa y su movimiento hacía sonar una incomparable melodía. Los empleados de la mala compañía,  se mezclaron muy astuta y discretamente y crecieron al lado del trigo danzante, haciéndose pasar por amigos.

Cuando cada mañana iba a empezar el espectáculo, la Cizaña Patraña le decía al campo de trigo: no es justo que se levanten tan temprano a bailar, tanto movimiento las va a desgastar. Otras veces desanimaba a las espigas menos desarrolladas diciéndoles que no valían para nada por ser pequeñas y a la pobre Triguiña, que había nacido con pocos granos de trigo y estaba medio encorvada le puso el sobrenombre de “Trifea”, haciendo que se acomplejara más cada día y que las otras que antes eran sus compañeras la miraran con desprecio.

Cizaña Bel se encargó de hacerle ver a Trigote que era más fuerte, alto y espigado que los demás, así que tanta maravilla de físico no podía rebajarse a estar en compañía de espigas de trigo tan comunes, y él se lo creyó, poniéndose tan vanidoso que ya no bailaba, sino que posaba todo el día tomándose selfies.

A Tribella le dijo: exige tus derechos por ser tan bella, tú vales demasiado, el sembrador te explota, te mueves como la mejor bailarina. Muéstrale tu talento al mundo, eres la protagonista, llegó la hora de que tu belleza la vean todos y ganes mucho dinero y fama y seas la más importante.  Y así Tribella se lo creyó y se puso tan odiosa y repelente que no se movía para no despeinarse y comenzó a pensar en retoques estéticos y exigió hasta un cambio de alimentación y masajes diarios con cremas exóticas.

Todo el campo se volvió un desastre y el trabajo perverso de Cizaña Intriga, enemistó a unas espigas contra las otras,

fue contagiando de tal forma, que ya muchas espigas no se hablaban. El sembrador se daba cuenta del problema de su campo, pero cada día con la paciencia que sólo da el amor, seguía regando y abonando por igual a todo el campo. Él quería que sus espigas de trigo se hicieran fuertes, y libremente pudieran elegir ser buenas o malas espigas, por eso las dejaba crecer al lado de la cizaña.  

Llegó el día de la gran fiesta de la cosecha y los ángeles segadores vinieron a hacer su trabajo, separando todo lo bueno de lo malo; la primera en caer fue Cizaña Patraña, empleada de altísimo rango de la perversa empresa, que iba camino al horno gritando histérica a las buenas espigas: ¡no se dejen triturar, las van a volver vulgar harina! Chillando con la malvada intención de arruinar hasta el último instante la obra del Sembrador. Los alaridos destemplados hacían temblar de miedo a los que no confiaban en el Creador y olvidaban por tontos, que toda la belleza y maravilla era obra de Dios, que amando tanto sus espigas deseaba convertirlas en algo mejor, para regalarles la verdadera vida, sin tristeza ni sufrimiento dándoles la belleza sin fin, premiando todas las horas que habían pasado en el campo creciendo con esfuerzo, bajo el sol inclemente o en los días de lluvia y helada tormenta.

La maligna empresa de la Cizaña, se achicharró en el fuego, pero dejó miles de empleados entrenados para el mal, para penetrar sutilmente por cualquier grieta y arruinar todo lo bello y bueno del mundo. Nuestra seguridad es que, aunque el mal exista, nunca podrá vencer al Bien, porque Dios no se deja ganar y seguirá enviando trabajadores a su campo, garantizando la buena semilla que se multiplica, se siembra, da fruto en los corazones limpios, se tritura y se convierte en delicioso pan que fortalece el mundo y en Hostia Santa, cuerpo de Cristo Vivo que se queda para alimentar hasta la Vida eterna el alma de quien lo busca y lo recibe con la humildad de una espiguita movida por el soplo de Dios.

Ina O.P.

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